martes, 16 de abril de 2024

Delta Dolce Vita Original Oversize. El Renacimiento.

 Mis amables lectores ya saben de mi pasión estética por las plumas italianas. Sigo pensando, a día de hoy, que se encuentran entre las más hermosas del mundo. El estilo italiano, su exquisitez, su atrevimiento, su gusto por los detalles, la elegancia de sus diseños y la belleza de sus materiales, hacen que la industria italiana de la estilográfica se la madre de inolvidables modelos.

Dentro de las marcas italianas modernas, Delta es una de mis favoritas. Especialmente me gustan sus diseños rotundos y consistentes, rectilíneos, con formas muy elegantes y una gama de colores muy cuidada y atractiva. Delta, quizá, no llegue a la delicadeza de las mejores Omas, ni a la osadía de las Marlen, ni a la originalidad de  algunas Visconti, pero ciertos hallazgos de la empresa napolitana se han convertido en iconos modernos. La Dolce Vita es uno de ellos.  

La casa napolitana Delta fue fundada en 1982 por Nino Marino, Ciro Matrone y Mario Muscente. Tras un largo recorrido y numerosos éxitos, la casa cerró en 2017, en plena crisis mundial de la estilográfica. Delta había jugado, como casi todas las marcas, al mercado del lujo y las ediciones especiales, y sufrió mucho con la crisis económica de aquellos años. Tras el cierre, Nino Marino fue contratado por Nettuno que, a la sazón, pertenecía a la casa Aurora. Marino creó la marca Maiora para crear una gama propia, además de la que seguiría comercializándose bajo la marca Nettuno. 

Cuando en 2022 la marca Delta salió a concurso, junto con todo su material almacenado, maquinaria y  equipamiento, fue adquirida por el empresario napolitano propietario de Maiora que, a la vez, se hizo con Makiaro. La casa napolitana se convirtió así en un grupo de empresas que incluía las marcas Maiora, Delta, Nettuno 1911, Makiaro y Nino Marino Signature. Cada una con su personalidad, sus objetivos y sus planes de trabajo. Delta volvía al mercado.

Marino se puso de inmediato manos a la obra y, aprovechando el material almacenado de Delta y su maquinaria de producción, reactivo la marca y empezó a colocar en el mercado plumas que aunaban la tradición de la casa y sus mejores ideas, junto con una filosofía de empresa que buscaba asumir la totalidad de la producción para que sus plumas fueran totalmente hechas en Italia, con estándares de calidad muy exigentes y un objetivo de mercado muy amplio. Actualmente, salvo el plumín, todas sus plumas están fabricadas por la casa. Las nuevas Delta atrajeron de inmediato la atención de los aficionados de todo el mundo. Y una de las estrellas de la nueva gama fue la revisión de la ya clásica Dolce Vita Oversize.

Como ya hemos visto anteriormente aquí, la Dolce Vita fue la afortunada heredera de la edición limitada y hoy muy buscada Colosseum, una pluma que introdujo una combinación de colores original y novedosa que se convirtió en todo un éxito, hasta el punto de dar paso a sucesivas versiones, en este caso ya no limitadas, que la siguieron. El buque insignia de la gama fue la Oversize, una pluma enorme, con un plumín nº 8 de 14K, que bebía de las clásicas plumas flat top de los años 20 y 30 como la legendaria Montblanc 139 a la que se parecía mucho. La Oversize se convirtió en el paradigma de las Dolce Vita. La Delta de Maiora, aprovechando la maquinaria y el material de la casa,  ha rescatado el que fue uno de sus mayores éxitos y que no he podido resistir la tentación de adquirir. Veamos cómo le ha sentado el paso del tiempo.

La DVOO es una pluma imponente. No es especialmente larga pero sí muy ancha y maciza. Mide 139.1 mm, ligerísimamente menos que la original, que medía 139.7. Es más corta que una Pelikan M1000 y que una Montblanc 149. 

Al ser tan gruesa y chata, aparenta ser más corta de lo que es, pero, al mismo tiempo, refuerza la imagen sólida, rotunda y poderosa de su figura. También contribuyen a ello sus líneas rectas y sus extremos truncados. Como hemos dicho más arriba, su imagen recuerda poderosamente a las grandes estilográficas de los años 20 y 30 de las que la Montblanc 139 es su epítome.

La tradicional combinación rojo-naranja de la estilográfica sigue teniendo el mismo atractivo de siempre. La resina  está soberbiamente pulida, sin que se aprecie la mínima rayadura o irregularidad.

En la pluma que presento, las fornituras de plata están chapadas en oro de 24K. La combinación en tonos dorados incrementa la calidez de la pieza.

Las resinas utilizadas son las originales  que se guardaban en el almacén de material que se cedió junto con la marca. Se trata del conocido sistema de incorporación de trozos de un color, posteriormente integrados en una pieza final que los refunde y contiene. De esta manera, la resina resultante no es monótona sino que presenta una gran profundidad, aumentada por el efecto que provoca la luz al incidir en los diferentes trozos de material embebidos de manera aleatoria en la pieza.

La DVOO se compone de tres piezas básicas: el cuerpo, el capuchón y la boquilla. El mecanizado de las piezas es formidable. Todo el torneado está realizado a mano y los bordes están primorosamente redondeados y suavizados.

El capuchón de la pluma conserva las señas de identidad de la DV de antaño. El clip es uno de los primeros que utilizó Delta, provisto de la ruedecita libre en el extremo que aporta un detalle clásico y elegante.

Las roscas están ejecutadas impecablemente y las paredes de la pluma muestran su calidad y fortaleza. La rosca interior del cuerpo es de latón, para reforzar su resistencia.

El remate superior del capuchón luce el clásico logotipo de la marca. 

En la parte opuesta al clip, aparece el logo de la marca y el modelo.

El anillo del capuchón, de plata maciza contrastada, es el bellísimo modelo tradicional de Delta, una greca labrada en altorrelieve de plata vermeil enmarcada por un anillo simple superior. Este anillo de la DV se ha convertido en una de sus señas de identidad.

El capuchón refleja también el nombre y marca del modelo, la marca y el número de fabricación. No se trata de una edición limitada, pero sí numerada, algo que ya hizo Delta en su primera etapa. En mi caso, se trata del ejemplar nº 123.

El cuerpo de la pluma no es cilíndrico sino ligeramente troncocónico, ensanchándose progresivamente hacia la parte trasera, donde se remata con una pieza de resina negra y un anillo de metal dorado.

La pluma carga por cartucho/convertidor y también como cuentagotas, listo para usarse ya que cuenta con una junta tórica al final de la rosca de la boquilla.

El convertidor está atornillado a la boquilla, garantizando la unión y estanqueidad del sistema.

Los plumines de la primera Delta estaban fabricados por Bock. Actualmente, los cambios habidos en la marca alemana y la gran mejora de calidad de los Jowo, ha hecho que la nueva Delta haya abandonado a Bock para  sus nuevos modelos. La DVOO calza un impresionante Jowo de oro de 18K en sustitución del anterior Bock de 14K.

El plumín tiene una decoración más simple, comparada con la del modelo antiguo. Muestra la marca junto con su logotipo y el contraste del oro de 18K, La pieza resulta sumamente atractiva por su gran tamaño y clásica elegancia. 

El plumín viene acompañado de un espléndido alimentador de ebonita, fabricado y ajustado por Delta en Nápoles. 

El diseño del alimentador, extremadamente estilizado y elegante, aporta a la pluma una gran ligereza y originalidad.

El cartucho que contiene el plumín y el alimentador es desmontable, lo que facilita su eventual sustitución.

El rendimiento de la DVOO es excepcional. El plumín Jowo responde plenamente a su categoría y está perfectamente alineado y dispuesto. La eficacia del alimentador de ebonita hace que la escritura con esta pluma sea muy suave y muy jugosa. Ni titubeos ni cortes de flujo por mínimos que sean. Una auténtica delicia. La anchura del instrumento hace que su manejo sea comodísimo, apto para largas sesiones de escritura sin provocar fatiga alguna.

El punto medio es generoso pero sin llegar a exceder su medida estándar. Los Jowo, como los Sailor, por ejemplo, dejan sentir un cierto mordiente al discurrir sobre el papel, especialmente si éste no es muy satinado. A mi juicio, es una sensación muy agradable.

La Delta DVOO es una pluma que se ha convertido en clásica. La nueva compañía ha rescatado la original, prácticamente en su totalidad, apenas introduciendo mínimos detalles estéticos que la mejoran  como el esbelto alimentador y el plumín Jowo de 18K. Todo ello hace de esta pluma un clásico renacido. A quien ya le gustaba, la encontrará irresistible, y  quien no, encontrará una nueva oportunidad de disfrutar de este gran modelo que ya se ha convertido en un icono. La pluma tienen un precio de catálogo de unos 750 euros. Paco Cruz, estilófilo de pro, amigo personal de Nino Marino y de tantos aficionados, es ahora distribuidor de Maiora y sus otras marcas, lo que le permite, en su conocida página web, ofrecerla por 550 euros, cantidad que convierte una pieza de esta categoría en un esperado renacimiento y, en definitiva, en mucho más que una tentación.

Esta pluma es muy especial por muchas razones, sobre todo, por la persona que me la regaló y a quien dedico esta entrada.


jueves, 14 de marzo de 2024

Las cinco mejores plumas del mundo (con estrambote)

 Como ya ocurrió cuando escribí sobre plumines, y en general siempre que hablo de colecciones, he de comenzar por advertir que ésta es una selección absolutamente particular, subjetiva, sesgada por mis propios gustos y abierta a toda discrepancia. Casi siempre que hago una lista de este estilo, surgen alarmadas voces discrepantes diciendo que la suya habría sido diferente, que he olvidado una u otra marca, o que se me ve el plumero (aunque esto último no he logrado nunca averiguar en qué consiste).

Mi idea no es buscar el agrado general ni corresponder al gusto de cada uno. Por el contrario, busco compartir una mínima colección de piezas seleccionadas por los años, el uso, y porque han demostrado, por múltiples razones, estar siempre entre mi lista de instrumentos de escritura favoritos. Cualquiera de estas plumas constituye, para mí, una obra de arte en sí misma y, sobre todo,  una herramienta paradigmática, insustituible y  única que demuestra lo que los modernos fabricantes son capaces de hacer cuando la tecnología se une a la experiencia, y la funcionalidad a la belleza.

Cada uno de los ejemplares que voy a presentar constituye un hito en la gama de cada casa, ahí donde el esfuerzo, el  diseño y la funcionalidad de la herramienta se unen para conseguir un producto atractivo, perfectamente  identificable, singular, que habla de las bondades de cada marca como el mejor pregonero. Cada una de estas estilográficas constituye  lo que mejor de lo que despachan, como decían nuestras abuelas. Son grandes porque a mí me gustan así y porque da la causalidad de que en los topes de gama de los mejores fabricantes suelen aparecer estilográficas enormes. Por algo será.

He seleccionado plumas relativamente normales. Todas son de serie, todas se fabrican actualmente, y no incluyo ediciones limitadas, especiales o exclusivas, ni plumas antiguas. Aún así, no son plumas baratas. Son estilográficas para disfrutar del placer de escribir, y he querido mostrar lo mejor, lo más florido y, al mismo tiempo, lo más utilizable. Sin reparar en gastos.

Hay plumas maravillosas en toda colección, pero el destino final de muchas suele ser una vitrina o un depósito para inversiones, pero no un bolsillo o la superficie cálida de un escritorio. Estas plumas que aquí presento, deben ser usadas, sopesadas, disfrutadas y activamente acompañadas por su dueño. Son bellísimos animales de compañía que necesitan ser acariciados.


Pelikan Souveran M1000

Será que los años me vuelven más rebelde o más sabio, según se mire, pero lo cierto es que los peros tradicionales que suelen aplicarse a esta maravillosa pluma se han ido desvaneciendo como un azucarillo en un té de menta. Su tamaño, su grosor, su plumín algo especial, sus posibles excesos de flujo, su peso... desaparecen tan pronto como uno siente sus formas en la mano. Sostenerla es blandir una espada de tinta, un cetro coronado que dirige la mano como si no hiciera falta impulsarla. 

Salvo por su imponente tamaño, no es una pluma ostentosa. Pese a su relativa novedad en el mercado (fue lanzada en 1998)  se ha convertido ya en todo un clásico.  Su consistencia, su aplomo, su formidable mecánica, su extraordinaria calidad de acabado y un rendimiento colosal, hacen que sea una pieza única en la gama alta alemana.  Para quien guste de las plumas grandes, como a este cronista, es una pieza imprescindible.  En torno a los 700 euros.


Sailor King of Pens

La KOP se ha convertido en toda una gama, de manera que ya no es fácil decir cuál de ellas me gusta más. Pero desde las versiones normales hasta las de ebonita y urushi, son todas estilográficas supremas. La limpia belleza de sus líneas, sus incomparables acabados y la compañía de uno de los mejores plumines del mundo, hacen de la KOP una pluma con muy pocos rivales. 

Su mecánica no es la más sofisticada, ni sus líneas rompedoras, pero la discreción, hermosura y elegancia de sus líneas clásicas y, sobre todo, la increíble eficacia de uno de los más bellos y mejores plumines del mundo, en oro de 21 K, la convierten en una extraordinaria compañera de escritura. La casa Sailor ofrece hoy multitud de variantes, acabados e incluso formas. El deseo de cualquier aficionado. Ha subido mucho de precio en los últimos años y se encuentra a partir de 1.300 euros.

Pilot Custom Urushi

De las plumas estándar de Pilot, la Custom Urushi de 2016 recoge lo mejor y más exquisito de la marca, para convertirse en su buque insignia. Es una pluma de líneas familiares de la gama Custom, con gran tamaño y un acabado espléndido en el que la laca urushi brilla en términos reales y figurados, y con un grandioso plumín nº 30 de desempeño sencillamente superlativo. Por decir algo que me gusta menos, hay partes de la pluma que no están lacadas y los dorados resultan algo prominentes.


Pese a todo, la clásica elegancia de sus líneas hace que sea una pluma muy hermosa. Por su parte, el fabuloso afinado del conjunto plumín/convertidor y su perfección mecánica, hacen de esta pluma una escritora ligera. infatigable, discreta, comodísima y fiable. Me gusta mas la negra porque integra visualmente mejor las pocas piezas que no están lacadas. Absolutamente insustituible. En torno a 1500 euros.


Nakaya Cigar 17 Aka-Tamenuri

Las Nakaya son algunas de las plumas más hermosas del mundo. Por sus sobrias líneas brilla discretamente el mejor urushi. Es una pluma con una legendaria  limpieza de diseño a la que se une el magnetismo de sus acabados. Las versiones más simples, sin clip ni adornos, pero con un diámetro especial de 17 mm (en lugar de los 15 habituales), son muy sencillas pero enormemente atractivas. Sus acabados en wajima urushi de la más alta calidad, unido a la variedad de su paleta, hace muy difícil elegir una, aunque yo me quedo con la aka-tamenuri, una combinación de fondo rojo con capa superior oscura que le da una profundidad de color absolutamente incomparable.


El plumín de la Nakaya es un soberbio Platinum, especialmente afinado y, en su caso, adaptado a la escritura del cliente. La ligereza de la ebonita y el fantástico desempeño del plumín, hacen del uso de esta pluma una verdadera delicia. A estas alturas, y aun tratándose de una marca relativamente moderna, todo un clásico. En torno a los 800 euros.

Montblanc 149

La 149 es una pluma que casi cualquier aficionado salvaría de un naufragio. Especialmente los modelos del siglo pasado, fabricados con unos estándares de calidad de primerísimo nivel. Sus líneas clásicas, sobrias pero contundentes, han sido siempre un paradigma.  Bendecida por un sin fin de variantes y modelos especiales que la tienen por base, el modelo básico sigue siendo un permanente objeto de deseo.

Pese a haber sido copiada hasta la saciedad, la originalidad, personalidad y poderosa presencia de la 149 siguen siendo foco de atención de todas las miradas. El plumín de la 149 es de los más hermosos jamás diseñados, con un tallado del iridio verdaderamente singular y un funcionamiento del todo impecable. El desempeño de la 149 es absolutamente intachable y, aunque ya se ha convertido en un modelo de lujo, sigue ofreciendo a sus usuarios estilófilos, la mejor de las experiencias en el ámbito de la escritura. Entrañable. Por siempre inolvidable. Alrededor de 1.000 euros.



Namiki nº 50

Dejo para el estrambote la que podría considerarse, probablemente, la mejor pluma del mundo. Es generalmente conocida como una pluma Emperor aunque, en el catálogo de Namiki aparece, simplemente, como Urushi Nº 50. 

Todo en este modelo es superlativo: su tamaño, sus acabados, su plumín, escribir... Sus imponentes dimensiones asustan a quien no la conoce, aunque escribir con ella es un puro placer desde el momento en que se acomoda entre los dedos. Da igual que el usuario tenga mano grande o pequeña, porque se ajusta como un guante a cualquiera. 

Mecánicamente, se trata de un cuentagotas con seguro. La extremada simplicidad de su diseño, contrasta con la envergadura de sus piezas, el cuidado en los detalles y la fabulosa ejecución de su lacado. Precisamente por su limpieza de líneas, la hermosura del urushi rojo (lo prefiero al negro) refulge como una espada. Es una pluma de escritorio, sin duda, pero en ése terreno sin comparación posible.

El plumín de oro de la 50 es único. Sus descomunal tamaño hace que la geometría funcional  de la escritura cambie con relación a la de las plumas ordinarias porque hay una mayor distancia entre la boquilla y el papel. Esto hace que jugar con las líneas se convierta en una experiencia inigualable.

 Siendo una pluma estándar, aunque de precio elevado, carece de verdaderos competidores. La reina de la escritura. Se puede conseguir una, con paciencia porque no hay muchas, por alrededor de 2.000 euros.

Espero haber entretenido a los amables lectores. Que cualquiera quite lo que le estorbe y añada lo que desee para configurar su propia lista. Sobre gustos, en realidad, está todo escrito, pero siempre hay hueco para algo más y a eso me dedico.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Mitsubishi compra Lamy: la hora del cambio

Hace apenas unos días, el 29 de febrero, se anunció la compra de la totalidad de Lamy por parte de Mitsubishi Pencil Co. La empresa familiar alemana ha pasado, así, a ser una empresa de capital enteramente japonés. Algo parecido ocurrió con Pelikan y el grupo francés Hamelin que la adquirió hace casi un año sin que, hasta ahora, se hayan apreciado grandes cambios.

 Lamy es una compañía familiar alemana fundada en 1930 por Otto Lamy. Desde el principio, la marca se destacó por aplicar a sus productos un diseño muy cuidado, moderno e innovador, junto con una mecánica muy cuidada y unas terminaciones de primerísimo nivel. Todo ello con relación a instrumentos de escritura que inicialmente eran de gama media o baja, pero que actualmente se extiende a la alta. siempre con el prestigio del made in Germany

Aunque últimamente Lamy ha puesto en el mercado productos superiores en calidad y precio, su caballo de batalla ha sido desde hace muchos años  la Safari, una pluma en principio modesta, con un diseño muy original que se ha convertido, con el tiempo, en un verdadero icono de la industria. Actualmente, se ofrece en multitud de colores, acabados y ediciones, hasta el punto de ser un preciado objeto de colección entre aficionados de todo el mundo. 

Mitsubishi Pencil Co., por su parte, es una compañía mucho más antigua, fundada en 1887 en Tokio, con ventas anuales treinta veces superiores a las de Lamy. Se especializó en lápices, amparada en la buena imagen de la casa matriz, líder en calidad e innovación. Sus lapiceros gozaron, desde un comienzo, de una gran aceptación ya que fueron los primeros fabricados en Japón, incorporando, además, un grafito de formulación exclusiva. Actualmente es líder en bolígrafos a través de su marca Uni-ball. No fabrica estilográficas y este parece ser uno de los segmentos que pretende desarrollar.

¿Qué supone esta adquisición? Si echamos un vistazo a sus respectivas fortalezas, podremos hacernos una idea de los pasos que seguirán. Ante todo, conviene subrayar que los productos de ambas compañías compiten muy poco entre sí. Mitsubishi se dedica, principalmente, al lapicero, todo tipo de rollers y bolígrafos de segunda generación. Lamy, por el contrario, se dedica, sobre todo, a la estilográfica, aunque tiene un catálogo complementario muy amplio que incluye bolígrafos, lápices de dibujo e instrumentos de escritura digital, entre otros muchos productos.

Mitsubishi es una empresa muy potente en la producción en masa y en la distribución.  La empresa japonesa pretende utilizar la marca Lamy, famosa en todo el mundo, para impulsar su expansión en el extranjero, ya que hay señales de que  el mercado de la papelería y la escritura en Japón se va a contraer debido al descenso de la natalidad y a los esfuerzos de digitalización del país. La compra de Lamy le permitirá, previsiblemente, incrementar sus precios finales y la facturación global.

Lamy, por su parte, es una marca europea, que aporta el prestigio alemán, un diseño inconfundible y una cuidada tecnología aplicada a los recientes modelos de alta gama. Esto ha colocado a la alemana en el segmento premium del sector. Parece evidente que la potencia económica de Mitsubishi permitirá que Lamy progrese en el diseño y lanzamiento de nuevos modelos, quizá en la gama de otros instrumentos alternativos a la estilográfica,  y contar así con una gama mucho más amplia de la que actualmente posee. Por otro lado, la titularidad japonesa hará que Lamy se expanda en el mercado asiático  de manera mucho más amplia y eficaz.

Tanto Mitsubishi como Lamy han declarado que la empresa alemana seguirá radicada en Heidelberg y que su producción,  por tanto, seguirá siendo europea. Se mantendrán las actuales infraestructuras de producción, sin perjuicio de futuras ampliaciones. 

En conclusión, la fusión operativa de estas dos empresas parece una gran noticia pues puede conjugar a la perfección lo mejor de la industria japonesa con la alemana y sus respectivos valores empresariales e industriales. Esperemos que ello desemboque, además, en nuevos proyectos y productos que permitan a los aficionados disfrutar de ambos mundos.

(todas las fotografías pertenecen a las marcas)

lunes, 4 de marzo de 2024

Majohn A1, Alternativa para curiosos y solución económica para aficionados.

 Antes de que el amable lector pierda la templanza, conviene aclarar aquí que si Majohn (o Moonman) ha comenzado a fabricar esta pluma es porque la patente de Pilot sobre la Vanishing Point ha caducado. Por tanto, siendo la A2, como es, una reproducción del modelo japonés, ello no constituye infracción alguna. Salvando las diferencias, es como si a Porsche le reprocháramos usar un motor de combustión como el que inventó el ingenioso Niepce en 1807 y cuya patente recibió de manos del mismísimo Napoleón. O sea, que el uso de modelos, mecanismos o diseños sin patente en vigor, es patrimonio mundial y cualquier puede utilizarlos. Otra cosa es lo que podemos denominar derechos morales del autor, que permiten atribuirle a él en exclusiva, el honor o el privilegio de su creación.

Dicho lo anterior, procede ahora constatar  que los recientes modelos de Majohn remedando a la VP de Pilot han supuesto toda una revolución en el mundo de la estilográfica. Han pasado casi tres años desde su lanzamiento y ya han conseguido colocarse en el punto de mira de infinidad de aficionados que han descubierto, no solo las bondades del diseño y la calidad del producto sino la oportunidad de disfrutarlo a un precio increíblemente asequible.

La industria estilográfica china tiene algunas características notables: su increíble capacidad de distribución, su masiva producción y sus reducidísimos precios comparados con la competencia. Añadiré algo más de especial importancia: una desconcertante facilidad para la innovación, la adaptación y el desarrollo que les permite, partiendo de algo preexistente, ofrecer productos evolucionados, mejorados e ingeniosos que resultan muy atractivos para los compradores, precisamente, porque constituyen una incontestable novedad. Y cuando la industria china de la estilográfica se fija en un modelo, lo vuelve del revés: lo replica, lo modifica y agota las posibilidades ofreciendo numerosas versiones como en este caso en que existe una A1, con y sin clip, una A2 y una A3, todas con la misma base de diseño, a precios muy asequibles y con una oferta de colores y acabados para todos los gustos.

En este sentido, resulta chocante el contraste entre los algunos modelos en los que se inspira la industria china, y las novedades que suelen introducir en ellos, hasta el punto de que los convierten en productos nuevos o, por decirlo mejor, en soluciones nuevas a productos viejos. Así pasa, por ejemplo, con las recreaciones de la Parker 51 con carga a pistón, las Sailor transformadas en vacumáticas o  las Pilot con capacidades de tinta reforzadas. Todas ellas se parecen a sus modelos, pero aportan soluciones técnicas  o mecánicas que a los fabricantes originales no se les habían ocurrido. No hablo aquí de la calidad de los materiales ni de otros aspectos como la durabilidad, sino, únicamente, de la capacidad de innovación.

La A1 es una reproducción de la Pilot Vanishing Point, una pluma revolucionaria que ofrece al usuario la misma experiencia que la de un bolígrafo, a saber, su puesta en uso mediante un pulsador que hace aparecer o desaparecer el plumín. La VP fué, y sigue siendo, un verdadero icono en el mundo estilográfico, un diseño único y rompedor que, a lo largo de las décadas, ha demostrado su eficacia y su atractivo.

La A1 es, pues, un clon, una copia o un remedo. Pero es mucho más. Para empezar, un desafío, porque conseguir emular la precisión técnica de la VP no es algo fácil. Pero también es un trabajo arriesgado porque la VP es una pluma única que ofrece al mercado un producto de alta calidad, magnífica producción y espléndidos materiales, incluso con ediciones limitadas. Finalmente, es una misión titánica porque superar el éxito de un modelo tan especial como la VP podía acabar en desastre. Sin embargo, pasado algún tiempo desde su lanzamiento, podemos decir hoy que la A1 ha sido un éxito que Majohn ha aprovechado para ampliar la gama y corregir los pocos defectos iniciales de su modelo. hoy, la A1 y sus variantes, se han convertido en objeto de deseo para casi todo el mundo estilófilo. Se han sucedido las pruebas, los análisis y las comparativas y, de manera prácticamente unánime, el producto se califica de gran calidad. 

La A1 es una pluma metálica, como la VP. Sus formas son muy parecidas aunque no idénticas. La china es ligeramente más pesada, más larga y más delgada. Transcribo aquí las medidas obtenidas por mi muy querido colega Bruno Taut y su extraordinario blog Crónicas Estilográficas.

.Moonman A1.

.Pilot Capless.
Length closed (mm)142141
Length open (mm)139137
Max diameter (mm)12.913.2
Weight, dry (g)33.730.0
Ink deposit (ml)0.9 (cart)
0.4 (conv)
0.9 (cart)
0.5 (CON-40)

Tampoco las líneas de la A1 son  idénticas a la VP. hay ligerísimas variaciones siendo la más apreciable la de parte superior donde se aprecia que la A1 es más estrecha y afilada, con un remate diferente del anillo superior. Con todo, es prácticamente imperceptible.

Las versión de la A1 que aquí presento es la estándar, aunque que hay otras versiones que citaremos más adelante. La que nos ocupa es metálica, con un magnífico guilloqueado que se extiende por todo el cuerpo de la pluma. El adorno general contrasta perfectamente con los detalles cromados de la punta, el pulsador y el clip.

El tono del metal es gris mate, un color que irradia elegancia y discreción, sin brillos ni excesos. Las formas y la estética de la A1, como las de su modelo la VP de Pilot, están sobradamente contrastadas con el paso del tiempo, hasta convertirse, hoy en día, en todo un clásico.


Resulta sorprendente que la pluma no muestre ningún texto o logo de marca. El único elemento que permite saber el nombre del fabricante es el plumín, como veremos más adelante.


El mecanizado del guilloqueado es, sencillamente, soberbio. Las incisiones son perfectas, las curvas, impecablemente ejecutadas y la apariencia general, sumamente atractiva. Ha de subrayarse que, en lo que se me alcanza, se trata de un diseño original.

Hay tres elementos no guilloqueados: la boquilla con el clip, el anillo central y el pulsador. El anillo central está fabricado en un metal plateado brillante, con un dibujo grabado en forma de líneas rectas inclinadas entre dos anillos exteriores. Contrasta muy bien con el cuerpo y aporta una llamada de atención, aunque el mecanizado resulta algo tosco.


El pulsador es ligerísimamente más grueso que el de la Pilot aunque es difícil apreciarlo a simple vista. Los cromados son de gran calidad.

La boquilla integra el clip. El diseño es idéntico al de las VP de Pilot.


El clip se sujeta a la boquilla con un par de aletines laterales insertados en ella. El ajuste es perfecto y su operatividad, absoluta.

El conjunto boquilla/clip de las VP ha sido siempre motivo de controversia. Muchos usuarios protestan por su incomodidad y por la extraña manera de agarre que el diseño impone. Esta queja tiene fundamento cuando hablamos de estilográficas para uso intenso, largas sesiones de escritura con horas de trabajo sedentario y en condiciones normales de escribanía u oficina.

Pero la gran ventaja de las plumas retráctiles es la facilidad y el ahorro de tiempo que supone disponerlas para su uso. Una pluma normal, cuando se dispone para escribir, requiere retirar el capuchón, guardarlo o colocarlo y, si éste es roscado, llevar a cabo la operación correspondiente. Una pluma retráctil, en cambio, está dispuesta para su uso inmediato con una simple presión del pulsador, y para guardarla, otro igual. Esto la convierte en un instrumento idóneo para un uso esporádico, rápido e inmediato; especialmente útil para viajeros o personas que desean utilizar una estilográfica fuera de su escritorio o mientras deambulan por un entorno dinámico de trabajo.

Para mí, el diseño de las VP no representa ningún problema, aunque reconozco que prefiero las boquillas totalmente lisas. Pero para un uso portátil y dinámico, nada supera la rapidez, limpieza y comodidad de una pluma retráctil.

Para responder a las quejas de quienes no gustan del clip, Majohn ha resuelto eliminarlo en otra versión de este modelo, la denominada V1 clipless. en esta versión, la ausencia de clip se sustituye por una pieza rectangular soldada al capuchón, que sirve para que la pluma no ruede sobre la mesa. la boquilla, por su parte, es totalmente lisa.

Es posible que para muchos, la clipless resulte más cómoda de usar por la ausencia de clip, pero me parece menos agraciada que el diseño tradicional de la VP normal. Confieso que el sistema antirrodadura, me resulta algo tosco.

Otro punto en que la A1 se diferencia de la Vp de Pilot es el anillo central. La solución de la china la hace claramente distinguible de la japonesa. El grabado del anillo es simple y, en general, bien ejecutado. El conjunto está enrasado con el cuerpo de la pluma, lo que facilita la comodidad de uso. Sin embargo, para mi gusto, no resulta tan atractivo como el doble anillo tradicional de la Pilot.


Las plumas retráctiles, por definición, cuentan con un mecanismo interior que permite que el plumín se esconda en el interior del cuerpo dejándolo a salvo de cualquier daño y evitando, en gran medida, las manchas inesperadas de tinta relativamente frecuentes en las plumas tradicionales. en el caso de la Pilot, el plumín se esconde tras una trampilla metálica con muelle que acciona el plumín al presionar hacia afuera y se cierra al retraerse. Reproduzco aquí el diagrama de su funcionamiento.

foto:Pilot

Adviértase cómo todo el mecanismo interior queda sellado cuando la pluma se cierra. Por delante, con la trampilla que queda en su lugar por la presión del muelle exterior; en la parte central, por la junta tórica que asegura el capuchón y el cuerpo; y, en la parte trasera, por el sellado de resina que llega hasta el extremo por el que se introduce el pulsador. 

Al abrir la pluma, se advierte que, al contrario que la Pilot,  la rosca que une el cuerpo con la parte superior, aunque muy bien ejecutada, no cuenta con una junta tórica que garantice el aislamiento del interior de la estilográfica.

Las roscas de cierre entre ambas piezas exteriores son robustas y bien mecanizadas. Perfectamente homologables con las de la Pilot.


Para abrir la pluma solo es preciso desenroscar el cuerpo superior del inferior. Así podremos ver las tres piezas básicas de las que consta.

Lo primero que salta a la vista es que el conjunto interior de la estilográfica china, en reposo, no descansa con el tetón insertado en la rosca como hace la Pilot. Por el contrario, el muelle de la Majohn lo mantiene fuera de la acanaladura prevista en la rosca para su ajuste perfecto. Esto hace que, al cerrar la pluma, debamos sostener el cuerpo interior alineado con la acanaladura para que, al roscar, se introduzca correctamente. En la Pilot el sistema es más sencillo, porque el cuerpo interior, al colocarse sobre la boquilla, descansa ya en posición de rosca.

El bloque interior de la estilográfica constituye su elemento estilográfico esencial ya que contiene el plumín, el alimentador y el depósito. El resto de la pluma es, en esencia, un mecanismo para hacer que este conjunto sea retráctil, como el de un bolígrafo.

En lo que se me alcanza, toda la mecánica interior de la Majohn es, básicamente, idéntica a la de Pilot.

El conjunto es totalmente metálico excepto el cartucho/convertidor. al extraer el capuchón que cubre el depósito, se accede al mismo. El capuchón sirve para que el mecanismo que acciona el pulsador no actúe sobre el plástico del cartucho provocando su deterioro.

El plumín es una copia casi exacta del Pilot. Se trata de una pieza de acero muy bien manufacturada, sin que sean visibles defectos de ejecución o de pulido. Carece de orificio de ventilación.

El plumín es idéntico a los Pilot aunque se aprecian varias diferencias: la más obvia es que el chino es de acero mientras que el Pilot, al menos en las versiones de gama media o alta, es de oro. La morfología de ambos plumines es idéntica, salvo detalles apenas perceptibles como la citada ausencia de agujero de ventilación en la Jinhao. El plumín es el única pieza de la pluma en la que aparece la marca del fabricante.

La sujeción posterior se hace con dos patillas en lugar de una, más ancha, en el caso de la Pilot.

El alimentador es de plástico, igualmente parecido a la japonesa. Su rendimiento es bueno aunque, como se ha apuntado más arriba, de un cuerpo tan reducido no es razonable esperar un flujo de tinta excesivo.

Desarmar el sistema de alimentación de las VP es una operación muy delicada, algo que se aplica igualmente a la Majohn. Extraer el plumín no suele presentar mayor dificultad ya que se consigue simplemente tirado hacia fuera, pero ir más allá es peligroso. Hay una herramienta especial para conseguirlo sin romper nada, pero el sistema es muy complejo, y sobre, todo sumamente frágil cuando se refiere al alimentador, muy largo y estrecho, de manera que es muy fácil de romper. Aquí se pueden ver la herramienta en cuestión y la rosca que sujeta el cartucho y el alimentador.

foto: FPN

El plumín se extrae fácilmente con la ayuda de una simple tirita de papel adhesivo. Aquí se ve la pieza ya desmontada.

El plumín, ya extraído, se puede cambiar por cualquier otro de los que Majohn vende separadamente. También se puede cambiar por un Pilot puesto que la forma y medida de ambos es exactamente la misma.

El plumín es de acero, como el de las versiones más asequibles de la Pilot, aunque ésta ofrece plumines de oro en sus modelos inmediatamente superiores, sin un incremento excesivo del precio final. solo se sirve en medida EF. 

Plumines tan estrechos y con un alimentador tan pequeño, dan por resultado una cierta tendencia al secado prematuro de la tinta si la pluma no se usa. Esto ocurre tanto en la Jinhao como en la Pilot. Las plumas retráctiles no son las mejores para ser guardadas con su carga de tinta. Requieren uso continuado y máxima limpieza.

El mecanismo de cierre de la boquilla es muy parecido al Pilot. Se trata de una trampilla metálica que, en fase de apertura, es accionada por la parte baja del alimentador y que, en fase de cierre, recupera gracias a un pequeño muelle. El funcionamiento del mecanismo es perfecto y parece robusto.

El hueco de la boquilla es ligeramente más grande que el de la VP de Pilot, con un diseño más del arco más apuntado y con los bordes de remate más gruesos.

La A1 se ofrece con tres piezas accesorias: un cartucho de recambio con tapón, un cuentagotas para rellenarlo y un convertidor. Me apresuro a decir que las medidas del cartucho y el convertidor son idénticas a las usadas por Pilot, lo que los hace perfectamente intercambiables, especialmente el convertidor que resulta así una versión asequible del CON-40 de la casa japonesa.

La oferta de plumas retráctiles de Jinhao no se limita a la A1 y a la A1 sin clip. También existe la versión A2 que es, en esencia, una versión china de la Pilot VP Décimo, más delgada y mucho más ligera que la A1, puesto aquí Majohn utiliza plástico como material para el cuerpo. La A1 es una pluma muy atractiva que, además, es más barata que la A1 y que, funcionalmente, resulta idéntica. También se ofrece en numeroso colores.

El cuerpo de la A2 es facetado, como las primeras Capless de Pilot. Esto le añade un atractivo muy especial para los aficionados.

Con estos tres modelos, Majohn ofrece una buena capacidad de elección a los amantes de las plumas retráctiles. 

Junto a la A1 y la A2, Majohn ofrece una versión de esta pluma con accionamiento giratorio desde el capuchón y una estética más desenfadada.

El rendimiento de la A1 es excelente. Para ser un plumín extra fino, genera un trazo estable, firme y jugoso, sin cortes ni titubeos a la hora de comenzar a escribir. No es un prodigio de suavidad, pero resulta sumamente cómodo y eficaz. Su rendimiento general es magnífico.

La A1, junto con su versión sin clip y la A2, ofrecen al aficionado una solución formidable para un uso portátil y de uso rápido de una estilográfica. La comodidad del sistema retráctil, su seguridad y su disponibilidad inmediata, la convierten en un instrumento utilísimo para quien necesita una pluma en actividades dinámicas que requieren un uso muy rápido, ágil y generalmente breve de la herramienta. La retráctil de Majohn es una pluma con unos acabados, una estética y una mecánica extraordinarios, apenas un par de escalones por debajo de su modelo nipón. Sus plumines, si bien no de oro, poco variados y tampoco equiparables a los soberbios Pilot, tienen un desempeño muy bueno para una pluma que, en su versión más cara, no supera los 25 euros envío incluído. La A2, por apenas 20 euros, es una fantástica alternativa a las Pilot, que no son fáciles de encontrar por menos de 150.

Majohn ha vuelto a hacer algo a lo que nos tiene acostumbrados últimamente la industria china: tomar un modelo clásico y, manteniendo en esencia su originalidad, redefinirlo y complementarlo con prestaciones nuevas. Cuando esto se hace con un alto nivel de calidad, como en este caso, la iniciativa empresarial consigue un éxito rotundo. Tanto la A1 como sus parientes, ofrecen una muy buena alternativa para que los curiosos de las plumas retráctiles puedan probarlas a placer sin tener que hacer un desembolso exagerado. Al mismo tiempo, los aficionados a este tipo de instrumento consiguen una alternativa de muy bajo coste a las VP de Pilot, plumas fantásticas pero que se ofrecen a precios ya elevados y que pueden resultar disuasorios. La creciente calidad de estos productos siempre constituye un revulsivo para la industria y, sobre todo, un beneficio para el aficionado.